08 octubre, 2007

Tempestad en Palma


No creo haber pasado más miedo en mi vida.

Ayer salí de casa a las 17:15 para ir a clase de arte, y el tornado me cogió en medio de la carretera. Empezó a llover poco a poco y de repente caía tanta agua que el limpiaparabrisas no servía para nada. En un instante se hizo de noche cerrada y la cantidad que agua que cubría la carretera me impedía ver las rayas blancas, intentaba fijarme en las de mi izquierda pero había ratos que no veía, no veía.

De repente empezaron a romperse ramas de los pinos y caían encima de mi coche, que al ser la capota de tela creí en un momento que se iba a romper, cubriendo el cristal delantero, con lo que si apenas veía nada, pues ya estaba como metida en un coche en medio de un río. A todo esto añadir los rayos y truenos que parecían que me iban a caer encima, ¿que podía hacer?, seguí pisando el acelerador del coche sin saber a donde iba.

Al llegar a Porto Pí, como el paseo marítimo se lo han ganado al mar, el agua empezó a cubrirme más de media rueda hasta el punto que llegué a pensar en abandonar el coche , pero por pura suerte pude llegar al parking.

Tenía que cruzar La Riera, que es ese río que hay en medio, pero no podíamos porque los árboles volaban encima de nosotros y los cojines de las terrazas y todo tipo de objetos también, además de la cantidad de agua que caía.

Y así con todo llegue. Tuve suerte de venirme por un camino alto sin colapsar, y al llegar a casa me puse a llorar como una niña de la angustia que pasé. Mientras tanto mi madre durmiendo y como todavía es verano las puertas de la casa estaban abiertas y la Madrina estaba sola y empezó a entrar agua por todas partes y no las podía cerrar, se le cayó encima un ficus bastante grande que tengo en una maceta, el cristal de la puerta de la cocina se rompió de un golpe, el sonido de los truenos eran espantosos, los rayos iluminaban la noche anticipada, la luz eléctrica se apago, le debió parecer el fin del mundo, que mal lo debió pasar también en esos momentos.

En fin los cojines llenos de hojas de pinos,......persianas rotas, en fin. Lo único es que no me pasó nada por la carretera, porque de verdad que hubo un momento que empecé a rezar.
Mariamercedes
Palma de Mallorca